Es lo que quieren los jóvenes estudiantes de arte de clase media y baja en ciudades como Nueva York donde la Salamanca no es más que otro bar latino de "choris" y "enchiladas". Por ejemplo Lydia, la profesora de danzas, con el palo en la mano el primer día de clases les dice:
-Tienen sueños, ¡quieren fama! Pero la fama cuesta y aquí es donde empiezan a pagarla: con sudor."
Sí que era severa, pero los sacaba buenos.
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1 comentario:
te acordas en Ctca la noche aquella, de la FERIA, porque era una feria, sobre este mismo tema, no sé bien que clase de mensaje seria en el subtexto, digo, que clase de sometimiento adquirí irreversiblemente pero para mí el paradigma de lo que se trataba la vida. una especie de desenfrenada lucha contra obstáculos poco claros y definitivos, y el asunto, la clave, era ser un héroe, y de ahí al asunto de escribir o no escribir parece ser un dilema dickensoniano. ahi que sufrir. R me dice cuando ibamos por peatonal, me ordena que entre a a la Iglesia Universal: Pare de Sufrir! parece que a la vuelta, ese el resultado: sufro para escribir. Boludo, no?
Marcelo(un abrazo).
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